ESTAFADORES DE MEDICARE SE REFUGIAN EN CUBA


En los profundos mares del fraude al Medicare en Miami, Carmen González era un pez chico.
De modo que cuando agentes federales la capturaron recientemente luego de cinco años de haberse dado a la fuga, eso apenas hizo olas. Pero su arresto fue el más reciente en una discreta redada de estafadores fugitivos gracias a los cuales Miami ostenta el dudoso título de capital de la corrupción de los servicios de salud en el país.
González había jugado un papel secundario en una de las peores estafas al Medicare de la región. Ella trabajó, primero como empleada de limpieza y luego como enfermera que pagaba sobornos a los pacientes, para los notorios hermanos Benítez, tres tiburones cuyas 11 clínicas en Miami-Dade estafaron la asombrosa cantidad de $84 millones al programa financiado por los contribuyentes, según las autoridades.
En la primavera del 2008, González y su padre, Enrique, quien también trabajaba para los hermanos Benítez, huyeron de Miami luego de ser acusados por separado. Los hermanos — Carlos, Luis y José — también huyeron de Miami poco después de ser acusados formalmente en mayo.
¿Dónde fueron todos ellos? A Cuba, el destino latinoamericano número uno que escogen los fugitivos de fraude al Medicare del sur de la Florida. Juntos, ellos robaron cientos de millones de dólares por medio de presentar falsas reclamaciones por valor de miles de millones por todo tipo de servicios, desde equipos médicos hasta terapia de transfusiones contra el VIH.
González y otros 30 acusados han sido capturados en la última media docena de años, y la cantidad de arrestos ha aumentado este año. Todavía quedan unos 150 fugitivos de casos de fraude al Medicare en el sur de la Florida, la mayoría de ellos inmigrantes cubanos que huyeron a Cuba, México, República Dominicana y otros países de habla hispana para evadir sus juicios federales.
Con la excepción de Cuba, varios países con tratados de extradición con EEUU han ayudado a las autoridades federales a hacer arrestos y devolver a los fugitivos a Estados Unidos.
Aunque el progreso ha sido extremadamente lento, sólo este año se ha capturado ya a 10 fugitivos, en comparación con el ritmo anterior de uno cada par de meses, dijo Randall Culp, el agente especial del FBI que supervisa las investigaciones de fraude al sistema de salud en el sur de la Florida.
“Hemos estado tratando de reducir el número de fugitivos caso por caso”, dijo Culp. “Los agentes son persistentes en cuanto a localizar a los fugitivos, y las autoridades acaban encontrándolos”.
“A veces simplemente tenemos suerte”.
UN ERROR
En septiembre, por ejemplo, agentes del FBI localizaron a González, prima de los hermanos Benítez, luego que ella había vuelto a entrar al país a través de la frontera mexicana. Ella cometió el error de volver a pedir una licencia de conducir de la Florida mientras vivía en el área de Fort Myers con parientes suyos.
A mediados de octubre, se encontró en un uniforme naranja de presa, en el juzgado del juez de distrito federal Federico Moreno, el mismo juez que ella engañó hace cinco años cuando, tras salir en libertad bajo una fianza de $50,000 pidió poder llevar a su hijo a Disney World por su cumpleaños, huyó del país. El viaje a Orlando resultó ser mentira.
“¿Dónde se fue usted? ¿Por qué no se presentó ante los tribunales?”, preguntó Moreno a González, antes de que ella se declarara culpable de haber burlado la libertad bajo fianza el mes pasado. “Me fui a Cuba”, respondió González, cuyo juicio por fraude al Medicare se celebrará en diciembre.
El abogado defensor de González, Joel DeFabio, dijo que ella se “aterrorizó” en mayo del 2008, cuando se dio a la fuga con su esposo y su hijo.
“Ella encontró que la vida en Cuba era dura, especialmente para su hijo”, dijo DeFabio. “Ella no vio futuro alguno en Cuba y quería dar a su hijo una vida mejor, así que regresó a Estados Unidos”.
En el momento de su arresto inicial, la fiscalía federal había advertido que González —acusada en una estafa al Medicare de $11 millones en una de las clínicas de los hermanos Benítez, St. Jude Rehab Center, y sospechosa de asistir en ocho de las otras clínicas de terapia de VIH en el área de Miami— tenía un alto riesgo de fuga. Ellos señalaron además que su padre, acusado también como tenedor de libros y reclutador de pacientes de dos de las clínicas de los hermanos Benítez, acababa de huir del país.
Moreno, el juez principal del tribunal, acababa de enviar un memorándum en el 2008 advirtiendo a sus colegas que no fijaran fianzas bajas a los acusados de fraude al Medicare, debido al creciente riesgo de fugas.
De modo que al juez no le hizo ninguna gracia cuando González, tras un pago inicial de fianza de $7,500, no se presentó a su siguiente audiencia en junio. El juez se lamentó de que inmigrantes cubanos estuvieran viniendo a Estados Unidos, obteniendo residencia legal, robando al sistema del Medicare y luego regresando a su país natal con el botín mal habido.
“A mí me parece que nuestro modo de pensar tiene que cambiar, y que alguien que viene de Cuba puede huir de regreso a Cuba lo mismo que alguien de México”, dijo Moreno en ese momento al abogado de González, DeFabio. “Yo no sé cuál es la situación de su clienta, pero el dinero dura mucho más en Cuba”.
A pesar de esas palabras de advertencia, el patrón de estafadores de Medicare en el sur de la Florida huyendo a Cuba, México y otros países latinoamericanos continuó creciendo hasta que en los últimos años los jueces empezaron a denegar las solicitudes de fianza antes de los juicios.
El FBI ha mantenido una lista al menos 90 fugitivos de fraude al Medicare del sur de la Florida identificados por sus nombres, compilada por el agente especial Bryan Piper. El FBI, asistido por la Oficina del Inspector General de Departamento de Salud y Servicios Humanos, también tiene una lista de otros 90 acusados que han sido acusados en acta sellada, pero de quienes se sospecha que han huido del sur de la Florida. Como resultado, ellos no tienen idea de que se les busca en Miami, y los agentes no quieren alertarlos.
CAPTURA DE FUGITIVOS
Hasta el momento, alrededor de 30 fugitivos han sido capturados. Culp dijo que la mayoría de los fugitivos del sur de la Florida son capturados por lo general cuando buscan refugio en otros países o cuando regresan a este a través del Aeropuerto Internacional de Miami.
Por ejemplo: en el 2009, Alcides García, buscado por el papel jugado en una estafa de equipos médicos de $10.7 millones acudió a una compañía de envíos en las Islas Canarias para que trajeran sus pertenencias personales desde Miami a la isla española junto a la costa noroccidental de Africa.
García decía que él era mexicano, pero su fuerte acento cubano lo delataba.
De modo que el dueño de la compañía de envíos buscó el nombre de García en Google y encontró una historia de The Miami Herald/El Nuevo Herald publicada en enero del 2009 que describía a García como un fugitivo nacido en Cuba y buscado por acusaciones de fraude al Medicare en el sur de la Florida. La historia, en la que aparecía una foto policial de García, confirmó su identidad.
El dueño llamó al FBI en Miami con una denuncia anónima, y la Policía Nacional de España investigó sus antecedentes y lo arrestó con una orden de detención provisional federal en un hotel de Madrid. García, de 49 años, quien había usado su verdadero nombre pero con un pasaporte mexicano falsificado, fue finalmente sentenciado a ocho años de cárcel.
El FBI también ha tenido éxito lidiando con otros países.
En febrero del año pasado, por ejemplo, las autoridades colombianas extraditaron a una mujer que se había fugado de su juicio por fraude al sistema de salud en el 2006 en Miami, justo antes de que el jurado la declarara culpable de operar una red de falsa terapia de VIH por $5 millones.
En el 2012, el FBI atrapó a Magda Luz Lavín luego de que las autoridades colombianas recibieron una queja de ella de las víctimas de una estafa de negocios en su país natal, quien había escuchado que Lavín era buscada en Miami por fraude al sistema de salud. Ella fue arrestada en junio de ese año en Medellín y luego extraditada de Bogotá a Miami. Lavín, de 55 años, fue condenada a 15 años de cárcel en una prisión federal.
El año pasado, el FBI rastreó también al padre de González en cooperación con otras autoridades sudamericanas. A través de una denuncia, el FBI se enteró de que él iba a viajar de Bolivia a Cuba, con una parada en Perú, en el 2011. El FBI pidió a las autoridades peruanas que lo arrestaran en octubre. El permaneció en la cárcel hasta que fue extraditado en julio del 2012 a Miami.
Enrique González, quien emigró inicialmente de Cuba en el 2000, se declaró culpable de fraude al sistema de salud y de sobornar a pacientes en una estafa de $26 millones en dos de las clínicas de terapia de VIH de los hermanos Benítez. González, de 68 años, fue condenado a cinco años de cárcel.
Sus patronos —Carlos, José y Luis Benítez— huyeron de Miami luego de ser formalmente acusados en mayo del 2008. Los hermanos tuvieron suerte, porque se fueron mientras sus acusaciones estaban todavía selladas. Ellos usaron pasaportes cubanos para viajar de Miami a República Dominicana, y de ahí a Cuba.
Los tres hermanos fueron acusados de estafar al programa de salud del gobierno estadounidense por medio de presentar facturas falsas de $119 millones por tratamientos de transfusión de VIH en 11 clínicas de Miami-Dade.
Los hermanos llevaron a cabo sus planes por medio de contratar a médicos corruptos con licencias de Medicare, contratar inmigrantes cubanos para que se registraran como dueños de las clínicas y pagando sobornos de $150 por visita a una red de hombres de Miami-Dade con el virus de VIH con valiosas tarjetas de Medicare. Alrededor de 20 acusados, entre ellos Carmen González y su padre, han caído en la investigación a los hermanos Benítez.
ESPECTACULAR ESTAFA
Durante la última década, la terapia de VIH se convirtió en la estafa más espectacular de la historia de Medicare, con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, conocidos por su relajada supervisión, pagando miles de millones de dólares en falsas facturas por tratamientos con fármacos obsoletos que por su mayor parte no les fueron dados a los pacientes. La estafa se descontroló de tal manera que clínicas con licencias de Medicare en el sur de la Florida facturaron más por esta falsa terapia que el resto del país completo.
Para los hermanos Benítez, la estafa de terapia de VIH fue un golpe de suerte: Medicare pagó a sus clínicas alrededor de $84 millones entre el 2001 y el 2004, según su acta de acusación.
Los Benítez, quienes vinieron a este país en 1995 y se hicieron ciudadanos estadounidenses cinco años después, encontraron ahora un refugio seguro en Cuba, según fuentes familiarizadas con su estatus. El FBI no puede perseguirlos a ellos ni a ningún otro fugitivo en Cuba porque Estados Unidos no tiene relaciones normales con la isla comunista.
Pero los hermanos perdieron la mayoría de las propiedades que habían adquirido en República Dominicana antes de que huyeran de su juicio federal en Miami. Las autoridades federales trabajaron con República Dominicana para confiscar sus extensas propiedades en el área turística de Bávaro, incluyendo un parque con el tema de los Piratas del Caribe.
Otros activos incluían hoteles, un helicóptero Robinson R44 Raven, edificios de apartamentos, mansiones de lujo, supermercados y una agencia de alquiler de carros, todos registrados bajo compañías de fachada o nombres falsos. En el 2011, las autoridades dominicanas y el gobierno de EEUU anunciaron un acuerdo conjunto para compartir las propiedades confiscadas y cuentas de banco congeladas de los Benítez, que se estiman alcanzaban un total de $37.5 millones.
TRAS LOS DELINCUENTES
Los hermanos Benítez no son los únicos peces grandes que todavía andan sueltos.
Otro fugitivo importante: Jorge Emilio Pérez, de 49 años, dueño de una compañía de envíos de remesas al extranjero llamada Caribbean Transfers. Pérez fue acusado el año pasado de financiar una compleja operación de lavado de dinero que movió más de $30 millones en ganancias robadas al Medicare del sur de la Florida a través de Canadá al sistema bancario cubano, con la ayuda del operador de un negocio de cambio de cheques, Oscar L. Sánchez, quien se declaró culpable y fue sentenciado a cuatro años y medio de cárcel.
La fiscalía describió a Caribbean Transfers como una especie de “Western Union” para envíos de remesas. La página web de la compañía afirma que ellos se especializan en servicio de envío de remesas a Cuba, República Dominicana y otros países.
El FBI sospecha que el dueño de Caribbean Transfers está escondido en República Dominicana.
Culp prometió que el FBI, en colaboración con el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Territorial y la Interpol, acabará encontrando a todos los estafadores de Medicare con órdenes de arresto pendientes.
Culp dijo: “Los fugitivos pueden huir, pero no pueden esconderse para siempre”.

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